Titulada “El arte inesperado”, Moreno-Mata, Fali para los amigos, nos muestra en ella un Vélez posthecatómbico, que aparece distorsionado con perspectivas imposibles tras unos balcones o barricadas de Diógenes en primer plano, de manera que a modo de bazar de cachivaches sirve de marco a plazas y calles soñadas, donde el ser humano está sólo de forma elíptica; las arquitecturas reinventadas y los vehículos que parecen circular con un conductor fantasma, nos transmiten una sensación de silencio, de quietud, paradójicamente rodeada de caos.
¿Está el ser humano vencido como esas maquinarias mastodónticas (que tan bien sabe retratar el autor) o sólo dormita en esta dulce lasitud de luz y color?
Difiero con Moreno-Mata en la elección del título “El arte inesperado”; pues esperado es, deseado y anunciado. Su pasión por el arte, que me ha demostrado desde que le conozco, su iniciación con el maestro Paco Hernández y posterior desarrollo con el pintor Manolo Hijano y conseguir el primer premio de pintura rápida Jurado Lorca en el 2011 así lo vaticinaban.
Arte esperado al fin, pero no por ello menos sorprendente; la creación quieta, pausada y concienzuda de su pintura (al igual que el carácter del propio autor) ha dado sus frutos y por fin apareció en esta magnífica muestra de “Arte esperado”…del futuro, como decía aquel “ché será, será”, pero seguro que dulce y placentero como ésta su ópera prima.
Eduardo Roberto, artista multidisciplinar.
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